«Muchas veces permitimos entrar en nuestro círculo más íntimo a "gente tóxica", personas equivocadas que permanentemente evalúan lo que decimos y lo que hacemos, o lo que no hacemos.
Se trata de ''personas tóxicas'' que potencian nuestras debilidades y nos llenan de cargas y frustraciones.
Ser tóxico es una forma de vivir, de pensar y de actuar; es una manera de funcionar. Mientras todos tratamos de corregir los rasgos tóxicos que percibimos en nosotros mismos, la “persona tóxica” no los reconoce y vive echando la culpa a los demás, robando su energía. Son adictos emocionales que necesitan hacer sentir mal al otro para sentirse bien ellos.»
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